Roma reparte togas moradas 'Donning the purple' es un ejemplo más de cómo cualquier juego puede aprovecharse –muy bien– de la antigua Roma.

Los temas que tratan los juegos pueden ser extraídos de cualquier lugar. A veces nos sorprende rascar un poco y ver que no hay juegos destacables basados en temáticas que, a priori, deberían ser fáciles de adaptar. Y luego vemos que hay otros –Roma– con los que ocurre exactamente lo contrario.
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Ganar perdiendo Sobre lo divertido de perder mucho y la competitividad

Que éste blog se llame Jugar a Perder no es por casualidad. Desde hace tiempo, casi todo el que llevo en este hobby y en el que la gente que ha querido se ha acercado a él a través de mí, he sido consciente de que hay múltiples tipologías de jugadores que saben y pueden destacar dependiendo de las habilidades que tengan, de lo que ponen sobre la mesa para jugar a un juego y de su competitividad. Yo pierdo, y pierdo mucho. Casi podría decir que ganar es un rara avis en mi currículum ¿por qué? ¿Afecta esto a la manera en la que vivimos las partidas?
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Vigila dónde te sientas Tu experiencia en la partida empieza desde el momento en que decides qué lugar ocupas en la mesa.

Cuando hablamos de elementos tocables, palpables, visuales y creamos nuestro propio esquema de la partida, el mismo jugador puede crear directrices y retorcer sus elementos creando sensaciones que se alejan de las de los otros jugadores. La primera experiencia que he podido constatar y de la que tratan este puñado de lineas es la más lógica y física de todas: la experiencia de juego varía dependiendo del lugar que ocupes en la mesa.
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Los reglamentos gustan, disgustan y dan igual.

Los juegos nos conceden la amable solicitud de tener que aprender a jugarlos. Un precioso libreto al que llaman y llamamos «de reglas» está dispuesto a hacernos llegar las herramientas que nos permitan disfrutar de ellos. ¿Pero quién quiere leer reglas cuando pueden enseñarle a jugar?
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